Queremos que la vivienda sea un derecho sobre el que nadie pueda obtener lucro económico, pues no se juega ni se trapichea con las necesidades básicas de los seres humanos.
Un antibiótico o un protector gástrico se dispensan sin mayores ceremonias pero, claro, no hay demasiado peligro de que alguien se ponga a trapichear con omeprazoles.