En los últimos tiempos se han destacado dos modos contrapuestos de formular estos productos perpetuamente bien recibididos por la excitable muchachada de la platea.
El cónyuge divorciado temporal o perpetuamente no tendrá parte alguna en la herencia abintestato de su mujer o marido, si hubiere dado motivo al divorcio por su culpa.
Nos encontramos sentados y encadenados en la periferia de la caverna, de espaldas al centro: estamos condenados, así, a mirar perpetuamente su intradós.