Y ese concepto, ya de por sí banal, lo presento en su forma más elemental y, por así decir, perogrullesca, para realzar hasta el paroxismo su banalidad.
Es evidente, hasta perogrullesco, que la formación normal de una muchedumbre implica la coincidencia de deseos, de ideas, de modo de ser, en los individuos que la integran.