Dos brazos brutalmente arrancados a un trabajo medianejo se habían convertido en un turbador personaje, inventor de patrañas, diseñador de incordios para quien cayera bajo su mando.
Vivir sin patrañas ni embustes, sin socarronerías ni trampas, con toda sinceridad y franqueza: he aquí la auténtica castidad en el trato con los otros.?