Esa absoluta ausencia de ruido parecía opresiva, pero totalmente adecuada: la vida que el campo contuvo una vez había sido expurgada cruelmente hacía muchos años.
Cuando la cupletista venida a menos rememora sus grandes momentos, su nostalgia se convierte en un cortijo para guarecerse de la opresiva realidad que instauran los regímenes autoritarios.