El resultado: adoquines, mamparas, jardineras, fuentes, marquesinas y semáforos arrancados de cuajo; quioscos de prensa carbonizados; lunas rotas y cierres metálicos arrugados como una bola de papel.
Pero el retorno de estos espacios publicitarios en prensa escrita, radio, tele, en las marquesinas del bus, metro, librerías, no son fácilmente medibles.