Así que no es mucha la comida que necesita este pajarito omnívoro: tanto le da de punta a una fruta, como se desentierra una lombriz o se manduca una mosca.
Otras veces ante una traición, una conducta deshonesta, una mentira, una mexicaneada (versión local de la argentineada) lo abría repetido entre dientes, manducando el enojo y la decepción.
De ella deriva el término castellano manducar, algo en desuso en estos tiempos, y que significa eso, lo que dice la traducción literal, comer, come o comida.