Quedan como lenitivos el baile y la bebida que permiten olvidar y alegrarse ante el encierro inevitable en el cabaret: somos el absurdo, pero el público nos quiere.
Sax tenor que irrumpe con apacible motivo melódico de lenitiva fluidez que la guitarra eléctrica retoma, el piano subraya y el sax remata con silbo diligente.