Por lo tanto, a pesar de que se trata de una enfermedad espantosa y gravemente deformante y desfigurante, se comprueba que nuestro hombre no sufría de elefantiasis.
Puesto que, los sujetos de derecho que conforman esa célula familiar pueden verse afectados gravemente, por la dilapidación o detrimento injustificado de tal patrimonio.