El rejuego mediático se inició de inmediato, convirtiéndose estos medios en voceros de la manipulación fabricada por detractores contrarrevolucionarios.
De todos modos, resulta de fundamental importancia precisar los alcances de dicha intervención, pues los detractores acostumbran maximizar el tema y los apologistas minimizarlo.
Hasta entonces, mientras no haya evidencias suficientes, es sólo una hipótesis (en ese estado sí es común que haya simples adherentes y / o detractores).
Lingüísticamente, por tanto, los indecisos y abstencionistas se sitúan en una posición intermedia entre los partidarios y detractores del estado propio.