Pese a su exagerada entonación declamatoria, son sin embargo versos de algún valor, o en todo caso, deben ser considerados como el tributo juvenil al aprendizaje.
Durante el curso de sus conversaciones, principalmente dedicadas al teatro clásico, surgió la idea de que las obras clásicas podían notarse de forma declamatoria.
Esto así, porque entiendo que el acto ético no es algo simplemente declamatorio: se instala en un modo de vida; por tanto, se objetiva en acciones concretas.