No es una empresa aerocomercial porque ninguna empresa aerocomercial puede desentenderse alegremente de sus pérdidas al punto de ni siquiera llevar una contabilidad.
En ocasiones tenía que defenderse de las instrucciones turbulentas de las que llamaba queridas pequeñas enemigas y que desordenaban alegremente sus libros, sus papeles.
Las centurias, en cambio, circulaban alegremente para terminar con cualquier otra civilización que se les opusiese, no importa los valores que tuviera; todo había que romanizarlo.