La mayor parte del tiempo mientras estamos despiertos nuestro cerebro se encuentra ocupado por estos contenidos subhumanos e irracionales guerreando unos contra otros.
La mayor aportación a la innovación no son más proyectos absurdos como sincrotrones, más subvenciones, irracionales programas de estímulos a modelos obsoletos, ni burradas así.
Estas expectativas irracionales e inalcanzables suelen nutrir sentimientos de fracaso, de culpa, de desmoralización e, incluso, de odio hacia uno mismo.