Casi siempre se trata de despojos (liberación de malas influencias) o ritos de purificación con agua, esponjas mágicas, esencias, humo de tabaco, alcohol y velaciones.
Los despojos del triunfo de cualquier lado a que se inclinase la fortuna, los recogerían los maturrangos, nuestros implacables enemigos, y apareceríamos convertidos en instrumentos de posiciones mezquinas.