Todos los intentos de conseguir asignaturas que enseñaran conciencia civil y valores democráticos han quedado postergados, en unos casos, o travestidos por imposiciones ideológicas y / o religiosas, en otros.
Ahora parecen espectros, nada es tan grotesco como los travestidos viejos, parados en las calles, esperando la muerte, aunque persisten en la ilusión de ser todavía deseables.
El pánico que produce aparece en ocasiones travestido de lucha contra el envejecimiento, de ridícula metamorfosis quirúrgica o de absurdos excesos de la cosmética.