No estábamos en manos de meros artistas intuitivos, sino de intérpretes cultos que indudablemente son estándares del genuino estilo nativista negroamericano.
Ahora son cultos e incultos, finos y groseros, empresarios de riesgo y cobardes obreros, orilleros y terradentreros, cualquier cosa menos proletarios y capitalistas.