Las pezuñas puntiagudas cercenaban el césped que allí crecía; arrancaban los yeros y los puerros, las violetas y las campanillas, hasta que la tierra quedó completamente removida delante de él.
Esta liliácea es uno de los cultivos estrellas del invierno por ello no podemos en modo alguno no disponer de puerros suficientes para pasar esta estación.