Las retortas de la envidia destilaron las más exquisitas quintaesencias; conoció todas las oblicuidades de los astutos y todos los soslayos de los impotentes.
Describen dando tropiezos contra la realidad; son objetivos que operan y no retortas que destilan; se desesperan pensando que la calcomanía no figura entre las bellas artes.
Conque ese sabio parisiense ha logrado sacar del fondo de sus retortas, de sus matraces, la púrpura cristalina de que están incrustados los muros de mi palacio!