De las técnicas húmedas, la más frecuente es la tumescente, en la que se inyectan soluciones de suero, combinadas con preparados para minimizar el sangrado.
Pero éstas no se han mostrado mejores que la tumescente, por ello ésta es la más ampliamente usada, la más segura y equiparable en resultados a las técnicas más sofisticadas.
Los datos que se obtuvieron han demostrado que la pérdida hemática durante un procedimiento de lipoplastia es significativamente menor cuando se utiliza la técnica tumescente.