Menos frecuentes son la hemoptisis y el tinnitus, y muy infrecuentes los efectos adversos sistémicos, si bien se han publicado casos de ototoxicidad y nefrotoxicidad.
El cuadro clínico se manifiesta por tinnitus (sonidos que no provienen del exterior, como zumbidos o tintineos), dificultad para oír, vértigo y otalgia (dolor de oídos).
Es esencial averiguar si hay hipoacusia, plenitud aural, presión o dolor, tinnitus, reclutamiento (percepción de que el sonido es anormalmente intenso), o diplacusia (distorsión del tono) como fenómenos coexistentes.