Hay toda una colección de sedicentes adivinos, sanadores, profetas, ufólogos o astrólogos que viven de lo mismo y que tambíén tienen un público seguidor.
Y, sin embargo, algunos ciudadanos biempensantes y muchos de los sedicentes intelectuales de l os países libres tardaron décadas en aceptar el carácter opresor de la dictadura castrista.
Hay movimientos politicos que tienen su punto de arranque en una justificada rebelión de menores contra la inepcia de los sedicentes padres de la patria.