Los rododendros y azaleas producen un néctar altamente venenoso para los humanos, aunque inofensivo para las abejas, que producen así una miel mortífera.
Alegraban el escenario las forsitias amarillas y lilas blancas, combinadas con colores lavanda y rosa de azaleas, rododendros, glicinias y otras plantas colocadas en macetas.