El maltratador se vale para ello de insultos, acusaciones, amenazas, críticas destructivas, gritos, manipulaciones, silencios, refunfuños, indiferencias, frialdades y desprecios.
Entonces desarrollo todo un repertorio de macroexpresiones faciales muy irritantes, rezongo, refunfuño, hago pucheros y, al cabo, cuando ya he logrado incomodar a todo el mundo...