La ausencia del término poetastra ha permitido que a lo largo de las décadas recayera la connotación peyorativa sobre el término poetisa y muchas personas dejaran de utilizar la.
Pero el vocerío de poetastros, enzarzados en sonrojante debate, viene a distraerme de mis gozosas ocupaciones y a sustraerme de mi arrobamiento intelectual.
Maestros que encierran entre una mayúscula y un punto, sentencias dignas de enciclopedia; y sus contrapartes, poetastros que escriben sus pensamientos infiltrados de sobredosis pop.