Su aspecto es el de un hombre pequeño que usa sombrero aludo, de copa alta y picuda y que, normalmente, sólo puede ser visto por algunas niñas y adolescentes.
Gracias a las comunicaciones marítimas actuales podemos salir a primera hora de la mañana y volver al anochecer, pasando un agradable día recorriendo la isla picuda.
Mientras tanto, a la literatura la tenemos como una obra surgida de la mente de alguien y ahí si no permitimos que se nos quiera pasar picuda por pez sierra.