La imagen del organillero acompañado por un mono, fue de lo más habitual, ya que imitaba la forma europea de explotación; este mono era comúnmente un mono araña.
Está expresión encuentra su origen en la vestimenta que caracterizaba a los monitos que posaban sobre las espaldas de los organilleros que recorrían las calles de los barrios populares.
La expresión encuentra su origen en la vestimenta que caracterizaba a los monitos que posaban sobre las espaldas de los organilleros que recorrían las calles de los barrios populares.
En la actualidad, aunque ya no con el auge de las épocas pasadas, todavía pueden verse en las calles de las ciudades latinoamericanas a los cilindreros u organilleros.