Esa reivindicación fue altamente inspiradora para los líderes agrarios sudamericanos, que combatían a los gamonales y terminarían con la dominación oligárquica en las décadas posteriores.
Ninguna élite oligárquica proimperialista le ha garantizado, ni le podrá garantizar jamás a nuestro pueblo su dignidad, su soberanía y su independencia.