Entre las morrenas se forman piscinas resguardadas de poca profundidad que acogen a colimbos chicos, araos aliblancos y, en la migración primaveral, grullas y águilas ratoneras.
En algunos lugares actuales cercanos a los polos, se ha descubierto evidencias de fósiles de morrenas de carbón, consecuencia inevitable de una antigua selva.