Los pueblos sojuzgados aprendieron de los incas sus técnicas de construcción, artesanía y metalurgia y adoptaron la lengua quechua, como también sus ritos y creencias.
El conocimiento acumulado habría permitido que las generaciones sucesivas desarrollaran ciertas especialidades, como la metalurgia, la agronomía, la ganadería, la literatura y las bellas artes.
Los sectores de la industria implicada en las deslocalizaciones son numerosas: cuero, textil, vestido, metalurgia, eléctrico, automóvil, electrónica...