Los rostros, detrás del comercio, el personal de los tintos, los zorreros y quienes preparan y venden comida, aguardan desde la noche anterior al madrugón.
Muchos aviones y aeropuertos, demasiados hoteles, el cuerpo que ya se rebela más de una vez, estrés, afonía ocasional, madrugones, horarios inverosímiles...