Ambos han coincidido en que la traducción responde a multitud de problemas lingüísticos, epistemológicos y de género literario (poesía, narrativa o teatro).
Los cognitivos y lingüísticos son los que ejercitan e incrementan los grandes sabios en los casos de las ciencias naturales, sociales-humanas, las artes.
Paradójicamente, empieza con la sobrestimación de los sistemas lingüísticos, atribuyendo un valor hiperreal a la narración o al texto, como prefiere decir el posmodernismo.