Todos esos monstruitos que desde pequeños lastiman perros y gatos, tienen un alto grado de probabilidad de ser en su adultez insensibles, incomprensivos, no empáticos, e incluso hasta violentos.
Es el caso de personas que no consiguen perdonar a sus padres porque cuando eran niños, estos tuvieron con ellos conductas altamente represivas e incomprensivas.
Sinceramente deberíamos de abrir nuestras mentes ante posibles cambios drásticos en la comunicación del planeta, no vaya a ser que nos asustemos por ser incomprensivos.