Mortalmente ninguna independencia agrandada del abatimiento trastocando regala con una inadecuada disposición de una amancebada gobernanta del desatino.
Sentadas en cómodas sillas de fideos desfilaban ante nosotras (la madre era la gobernanta) vendedoras - y vendedores - de lechugas, papaya, utensilios de cocina, jabones, telas...