Al contrario de los cerdos, las gallináceas, las vacas y otros animales domesticados; los perros se han ganado un lugar especial en el corazón de los humanos.
Y como detalle curioso, en la misma catedral hay instalado un gallinero donde un par de hermosas gallináceas blancas, gallo y gallina, amenizan al respetable con sus sonoros cacareos.
De aquel período data la expresión popular de pollos de fomento, para referirse a las nuevas variedades de gallináceas que llegaron a nuestra tierra para no ir se jamás.