Rabietas, desobediencia, hiperactividad, baja tolerancia a la frustración, intolerancia a los cambios de su entorno, aleteos de manos, estereotipias, obsesiones, rituales e incluso autolesiones.
Los ruidos, aglomeraciones de gente, o el exceso de estímulos puede provocar en el niño conductas reactivas, como aleteos de manos, estereotipias, gritos o rabietas.
Con el tiempo, los profesionales de la ceguera también han aceptado la estereotipia errónea, y las expectativas bajas que acompañan las sensaciones de la inferioridad.
La estereotipia resulta necesaria para el buen funcionamiento de la argumentación, en sus diversas formas, constituye la base de todo discurso con fines persuasivos.