Cuando el telón comenzó a bajar, estalló en aplausos descomedidos y gritos de bravo y palmadas en las espaldas de los espectadores que se abrazaban llorando, emocionados, enternecidos, sobreexcitados.
Ni las groserías más gruesas ni las alusiones más descomedidas ni los recuerdos más inoportunos para las inocentes madres de algunos notorios protagonistas del show del momento.