De hecho, más que de canciones, la prensa y los críticos de la época hablaban de creaciones, ya que cada cupletista interpretaba el número de una manera específica.
Cuando la cupletista venida a menos rememora sus grandes momentos, su nostalgia se convierte en un cortijo para guarecerse de la opresiva realidad que instauran los regímenes autoritarios.
Ofrecían un espectáculo de variedades mas amplio ya que tenían cabida cupletistas, rumberas, acróbatas, bailarines, cómicos, ilusionistas y funámbulos.