Es decir, la sustancia en cuestión puede formar una estructura cristalina pero los momentos magnéticos de sus átomos, determinados por los spines, no hacerlo.
Hemos invocado así, fugazmente, cuatro figuras de la realidad que, como movimiento, devenir, como luz vivificadora, atraviesan de continuo al cuerpo primario, olvidado, cristalino.
El gobierno satélite ha descubierto que los virus son cristalinos en su estructura y que se pueden destruir fácilmente utilizando la frecuencia correcta.