Contrario a lo que cree la mayoría, el mercantilismo no es comprar barato o vender caro; ni es comercialismo o pensar siempre en función de negocios y dinero.
Para otros, tal vez cansados del tráfico y el comercialismo, optan por rechazar el dar o recibir un regalo, pues lo consideran algo sumamente materialista.
Sin embargo, su último boom nos ha regalado a los aficionados algunas joyitas por las que merece la pena ser bombardeados con este comercialismo putrefacto (en todos los sentidos posibles).