Chrisantus, por otro lado, saltó al terreno de juego en la segunda mitad y sólo contó con opciones de perforar la meta chicharrera en los últimos minutos de partidos.
El fieltro y las cintas de raso han sido las principales armas de estos jóvenes para tunear estos emblemáticas rincones chicharreros, cuyo disfraz desaparecerá el domingo por la noche.