La indolente alegría de los marineros que ejecutaban la maniobra ordenada por los pitos de los guardianes, acompañando sus esfuerzos con una monótona y quejumbrosa cantilena, lo exasperaba.
La expresión será, pues, su secundo fin y el pensamiento musical, es decir, la cantilena, tendrá siempre presente la primera y el sine qua non de su ciencia.
Tenemos reglas para el contrapunto; ha sido suficiente el estudio, la experiencia, la observación para descubrir las, pero aún no existen las reglas para encontrar una bella cantilena.