Los peligros se multiplicaban por instantes; galeras frágiles, de costuras mal calafateadas, hacían agua por mil sitios; la vía de agua, fatalmente, acabaría por hundir al nao.
Esa palabra que aparentemente forma parte innecesaria de un trabajo de carpintería, tal como calafatear con brea el arca para sellar la, gira radicalmente cuando descubrimos su significado.