Aquí estarán siempre, aquí, los enemigos, los espías aleves de la soledad, las piernas de mujer que arrastran amis ojos lejos de la ecuación dedos incógnitas.
La envidia es musa aleve, inspira iniquidades; o digamos más bien, es arpía que se echa sobre la buena fama y las virtudes: la ingratitud es manceba del demonio.
Espero que la dirigencia se haga respetar y deje de lado la caballerosidad y traten de que se lo sancione con tres meses (mínimo) por su agresión aleve.