Una tarea que requiere de mucha atención, sobre todo si en medio de la construcción llueven estrellas y dos caballos abrillantados necesitan ayuda para proteger su delicada piel.
El párroco añade que tras observarse algunas imperfecciones, se procedió a cerrar de nuevo la iglesia para arreglar el suelo, que se ha pulido y abrillantado.