Los claustros están vencidos, derrotados, aplastados, aborregados, sin ilusiones y en buena parte es en virtud de las ideas que defiendes como positivas.
Y como la mayoría de los humanos somos dóciles, sumisos y gregarios por naturaleza, pues aquí seguimos, pasivos y aborregados, sin reaccionar ante nada.
Cobarde, pusilánime, falto de dignidad y aborregado, se deja arrastrar en nombre de aquellos instintos que la civilización llevaba intentando superar durante siglos.