Sin embargo, en sus dibujos arquitectónicos, demuestra maestría en la composición de masas, claridad de expresión y fundamentalmente, un profundo conocimiento de la antigüedad romana.
Tradicionalmente las ciudades producían sus propios alimentos frescos, pero importaban muchos otros (sólo recordar la anona romana), básicamente cereales y carne que es la base de la alimentación.
Como en muchas burocracias, antes y después de la romana, para avanzar había que tener una saludable mezcla de talento, capacidad, ambición... y buenas recomendaciones.