En ambos casos, la evidencia consistió en pelos que, informaron fuentes judiciales, los genetistas descartaron como pertenecientes a la víctima o al imputado.
Los tarsos suelen llevar en su último artejo un par de uñas, y, además, entre éstas se desarrollan a menudo ampollas, lóbulos o pelos táctiles, que reciben nombres diversos.
Tiene sombra, trasparencia, peso, plumas, pelos, tiene de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto trasmigrar de patria, de tanto ser raíces...