Las hermosas mujeres, eran cuerpos femeninos demacrados, las fiestas no existían y los autos deportivos se transformaron en pesados carros arrastrados por quienes trabajaban allí.
En realidad, esta austeridad última procede de la destreza técnica y de la renuncia, consciente, de los recursos tradicionales femeninos, señaladamente las manos, las muñecas.