Mi cuarto, que hasta ese entonces se decoraba de posters de rock, comenzaron a cambiarse por marcianos multicolores, hadas satánicas, unicornios delirantes.
Los primeros trastornos delirantes derivan directamente de la cenestesia penosa: depresión, apatía, lentitud, dificultad para fijar la atención y agrupar las ideas, etc..
Y tal como está ocurriendo ahora con sueños de grandeza todavía más delirantes, que insuflan también a algunos gobernadores y hasta a algunos alcaldes.
La depresión puede ocasionar autoacusación de delitos (por las ideas delirantes de indignidad, culpa y ruina personal) pudiendo llegar a crear una cierta confusión policial.