Un filamento de lámpara se vuelve incandescente, el carbón de la cucúrbita se convierte en brasas, y el hilo metálico más refractario se funde en seguida.
Más adelante, papas, tomates, cucúrbitas, frijoles y chiles fueron incorporados lentamente en la cocina europea, confiriéndole las características con las que hoy se conoce.